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– Los tejidos son la expresión plástica más vigorosa de los pueblos mayas contemporáneos. –

Desde hace más de tres mil años los mayas crearon una cultura cuyo legado aún conservan las comunidades indígenas que hoy viven en los estados de Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo y Chiapas en México, así como en Guatemala, Belice y la región occidental de El Salvador y Honduras. La civilización maya, tras un brillante periodo inicial conocido como Preclásico (1000 a.C. – 250 d.C.), alcanzó su máximo desarrollo cultural en el periodo Clásico (250-900 d.C.) y fue entonces cuando florecieron la escritura jeroglífica, las matemáticas, la astronomía y con ella la medición del tiempo; asimismo, prosperaron las artes, incluidos los tejidos y la arquitectura monumental, ambas íntimamente ligadas a la religión. Posteriormente, en las tierras bajas del norte de la península de Yucatán, los mayas lograron una tercera gran etapa de desarrollo, conocida como período Posclásico (900 – 1200 d.C.).

Una de las responsabilidades más importantes de la élite maya eran las prácticas rituales que mantenían el orden cósmico; para realizar estas complejas ceremonias requerían ataviarse con ricos tocados y joyas, así como con tejidos de gran calidad. Al terminar el periodo Clásico desaparecieron muchas de las manifestaciones culturales mayas. El arte textil sobrevivió gracias a las mujeres de todos los estratos sociales que conservaron las técnicas, motivos, diseños y conocimientos y los transmitieron a las siguientes generaciones.

Como cualquier manifestación cultural la tradición textil maya ha recibido influencias externas, como la introducción de materias primas y tecnología europea en el siglo XVI; una mayor variedad de materiales a partir de la industrialización textil del siglo XIX, y de la creación de nuevas fibras textiles en el siglo XX. De todo ello, cada comunidad ha tomado lo que más le conviene y lo ha adaptado a su tradición según sus gustos, preferencias y economía.

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Climas y materiales

– El territorio maya es muy diverso, dando lugar a distintos ecosistemas que condicionan los tipos de materiales y técnicas textiles que se utilizan en cada comunidad. –

    • En las zonas cálidas, como en los pueblos chiapanecos de Venustiano Carranza y Lancajá, se usa principalmente el algodón que es fresco. El tejido típico de estos pueblos es abierto, lo que permite la circulación de aire.
    • En regiones con temperaturas templadas, como San Andrés Larrainzar, Chiapas, o Santiago Atitlán, Guatemala, también se usa el algodón porque además de ser adecuado para climas cálidos, protege de las temperaturas moderadamente frías, pero aquí se teje de manera más densa.
    • Por último, en los lugares más fríos, como San Juan Chamula y Zinacantán, Chiapas, se utilizan pesadas prendas de lana, tejida de forma cerrada. Este material aísla al cuerpo del frío y tiene cierto grado de impermeabilidad, lo que es ideal para los climas húmedos de las altas montañas.

Regiones

– En muchos pueblos de la región maya la indumentaria tradicional se usa por convicción. Es, al mismo tiempo: Una manera de identificarse con la propia comunidad. Una proclamación de ser maya. Una forma de resistencia cultural. Un medio de filiación con los ancestros. –

Si bien las prendas básicas son las mismas para todo el mundo maya, éstas se han adaptado según el gusto y las necesidades de cada comunidad. Hay tres tipos de vestimenta, según la ocasión: la ropa de diario, la ropa de fiesta y la ropa de cofradía. Los mejores ejemplos del arte textil maya pertenecen a este último tipo, junto con los que se ofrecen a los santos de cada pueblo.

En el CTMM se muestran prendas características de varias regiones y comunidades mayas, agrupadas por su raíz lingüística y diferenciadas por su población: tojolabales, choles, tzeltales y tzotziles de Chiapas, y quichés, ixchiles, cakchiqueles, mames y kekchis de Guatemala; además de dos pueblos no mayas que habitan en Chiapas: los chiapanecos y los zoques, que comparten con ellos muchas de las características de su indumentaria.

Técnicas y materiales

Desde la época prehispánica las tejedoras mayas hacen los hilos con el algodón y las fibras de agave utilizando el huso y el malacate.

Para teñir el algodón blanco se usan tanto colorantes de origen vegetal: añil, muitle, pericón, achiote y palo de Campeche, como de procedencia animal: la cochinilla.

El telar de cintura de origen prehispánico es usado aún por las tejedoras mayas. Está formado por barras de madera, las que se colocan en los extremos se llaman enjulios. Sobre ellos se fijan los hilos de urdimbre, que van en sentido vertical y son la base del tejido.

El tejido se forma al entrecruzar los hilos de trama, que van en sentido horizontal a través de los hilos de urdimbre. Desde hace cientos de años, las mujeres mayas usan un gran número de técnicas de tejido siendo dos los más representativos.

  • El primero es el tejido de tramas suplementarias, en el que se usan hilos extra de trama para tejer los diseños.
  • En el segundo, el tejido de gasa, los hilos verticales se cambian de lugar y se fijan con una pasada de hilos horizontales.

Con la dominación española del siglo XVI, se introdujeron la lana y la seda. Las artesanas mayas las incorporaron a su trabajo, para tejer con ellas en técnica de tramas suplementarias. A partir del siglo XX, se incorporaron hilos y telas industriales: artisela, poliéster, nylon y acrílico, entre otras, así como colorantes sintéticos.

El telar de pedal también llegó con los europeos. En él se elaboran piezas de mayor tamaño y peso, por lo que es utilizado preferentemente por hombres.

Asimismo, se ha desarrollado el bordado y en las últimas décadas, se ha introducido también el bordado a máquina.

Una moda propia

– Como toda manifestación cultural, la indumentaria maya ha estado sometida a procesos de cambio provocados por factores políticos, económicos y religiosos. –

El vestuario básico del periodo Clásico (250 – 900 d.C.) consistía en huipiles y enredos para las mujeres y taparrabos y tilmas para los hombres. La vestimenta prehispánica sufrió su primera gran transformación en el siglo XVI al adaptarse a los cánones de dominación española, que pretendía cubrir todo el cuerpo, por lo que el traje masculino fue el más modificado.

A lo largo del siglo XX, las tejedoras mayas de Chiapas y Guatemala incorporaron los coloridos hilos industriales de algodón y los de fibras creadas por el hombre; como la artisela, que ha sustituido a la seda, y el acrilán a la lana. Esto provocó, en muchas comunidades, un incremento de la policromía, sobre todo a partir de las décadas de 1970 y 1980.

Por otro lado, los diseños se han hecho más abundantes ya que en muchos lugares, desde la década de 1930, se han recuperado técnicas de tejido perdidas. Asimismo, en las últimas décadas, cooperativas de tejedoras y programas de apoyo de distintos organismos y fundaciones en Chiapas han promovido la recuperación de los colorantes naturales y la conservación de tejidos de calidad.

Los motivos y diseños del arte textil maya

– Colores, texturas y diseños son característicos de los tejidos mayas. La creatividad de sus creadoras mezcla con espontaneidad los colores para crear atractivas y audaces combinaciones, así como otras más sobrias y armoniosas. La búsqueda de la belleza es una constante en todas las maestras tejedoras y una razón para la apreciación de sus textiles como obras de arte. –

Desde el periodo Clásico (250 – 900 d.C.) hasta nuestros días, los tejidos mayas se han cubierto de motivos. Estos diseños pueden ser abstracciones geométricas o tener formas naturalistas, lo que depende de la técnica con la que se confeccionan; si se hacen con la técnica de tramas suplementarias serán geométricos, pero si se usa el bordado pueden ser geométricos o naturalistas, según el punto que se emplee.

Entre los motivos mayas geométricos destacan rombos, estrellas, rayos y líneas en zig-zag; entre los fitomorfos: plantas de maíz o flores; también encontramos diseños zoomorfos: aves, sapos, monos, escorpiones y mariposas, o antropomorfos: santos y santas. Algunos de estos elementos se han conservado en los tejidos desde la época prehispánica y se han transmitido de generación en generación. Cada creadora le imprime a estos motivos sus propias ideas, percepciones, sensibilidad y sentido estético; además, puede apegarse a la tradición o innovarla.

Colección Fomento Cultural Banamex

El acervo del Centro de Textiles del Mundo Maya incluye más de 2,500 piezas procedentes, principalmente, de dos colecciones: la del Patronato de la Colección Pellizzi, A.C. y la de Fomento Cultural Banamex A.C.

La colección de Fomento Cultural Banamex contiene importantes ejemplos de tejidos chiapanecos que se han adquirido a partir de 1996. Con más de 600 piezas reunidas con el apoyo del Banco Nacional de México y seleccionadas por Cándida Fernández de Calderón y la orientación de Pedro Meza y realizadas casi todas ellas por mujeres de la Sociedad de Tejedoras de Sna Jolobil, esta colección continúa enriqueciéndose constantemente para constituir una visión panorámica de todas las regiones mayas de México con variantes por década.

Colección Pellizzi

La colección del Patronato de la Colección Pellizzi, es fruto de una sistemática investigación en los pueblos de Chiapas realizada entre 1972 y 1979. Su creación fue promovida por el antropólogo Francesco Pellizzi y en conjunto reúne 793 piezas, antiguas y contemporáneas al momento en que se realizó la búsqueda. Se reunió bajo los criterios del propio Francesco Pellizzi y Walter F. Morris Jr.

El acervo del Centro de Textiles del Mundo Maya incluye más de 2,500 piezas procedentes, principalmente, de dos colecciones: la del Patronato de la Colección Pellizzi, A.C. y la de Fomento Cultural Banamex A.C.

El acervo de tejidos guatemaltecos de Fomento Cultural Banamex, proviene de 17 departamentos y tiene una gran riqueza.  Esta colección cuenta con ejemplares por décadas a partir de 1920 en forma consistente hasta nuestros días y está integrado por más de 1,000 piezas. La colección se conformó bajo el criterio de Olga Arriola de Geng y ha sido actualizada por Cándida Fernández de Calderón y Rosario Miralbés de Polanco.